sábado, 8 de junio de 2013

Día 8

Hoy ha sonado el despertador a las 7:30 de la mañana, hemos corrido la cortina y estaba cayendo agua como si no fuese a parar. Pero sorprendentemente ha parado. Cuando hemos ido a desayunar a las 8:30 ya no llovía y hasta se asomaba el sol entre las nubes. Hemos desayunado en el saloon, con la gramola tocando canciones country, y las paredes llenas de fotos de toro sentado y buffalo bill, muy temático vamos.





A las 9 teníamos el paseo a caballo, y cuando he ido a hacer el check out de la habitación, la chica me ha dicho "¿ves cómo ha salido el sol, te lo dije?". Esto viene a cuento de que cuando lo contraté ayer, la pregunté qué si sabía qué tiempo daban para hoy, porque desde que hemos llegado a Canadá, un día nos hace bueno y al siguiente nos llueve, y como ayer hizo bueno, hoy tocaba lluvia. La chica se rió de mi teoría y no se la tomó muy en serio, por eso hoy me decía eso.
La cuestión es que había salido el sol, y escuchamos atentamente las instrucciones de nuestro "cowboy" particular sobre cómo sujetar y manejar las riendas, y como subirnos y bajarnos del caballo.


Al poco tiempo estábamos ya en camino, cruzando un pequeño arroyo y adentrándonos en un bosque.



El caballo de Bea, parece que no había desayunado bien, y se pasó todo el paseo intentando pararse a pastar. La pobre Bea no hacía más que pelearse con él para que no comiese y siguiese a los demás, y ha llegado un momento en que el caballo se ha cansado de ella, y cada vez que tiraba de las riendas para llevarlo al camino, el caballo intentaba morderla la bota, aunque al final del día han hecho las paces.
El paseo ha estado bastante bien, con zonas en las que había que salvar pendientes de bajada o de subida, y había que inclinarse hacia atrás, o ponerse de pie en los estribos para ayudar al caballo.
Todo iba bastante bien, hasta que comenzó a llover. Al principio era poca cosa, pero al cabo de un rato llovía fuerte, con truenos y algún relámpago a lo lejos. Nuestro cowboy iba en vaqueros y mangas de camisa (y su sombrero vaquero, claro) tan pancho, pero yo iba empapado pensando que mi teoría sobre el clima en Canadá cada día me convence más.

Cuando hemos regresado al rancho estábamos chorreando, pero afortunadamente tenían una duchas donde hemos podido entrar un poco en calor y cambiarnos de ropa para el viaje.
No he pasado ha saludar a la chica de recepción después del paseo, pero me he quedado con ganas...
Con la misma hemos cogido el coche y hemos comenzado nuestra rutina de hacer kilómetros. En primer lugar nos hemos acercado a las cataratas Dawson, que nos son muy altas, pero como el río es bastante caudaloso quedan aparentes.


Después hemos ido a las cataratas Helmcken que son las cuartas más altas de Canadá. ¡Esto sí son unas cataratas como Dios manda! Es impresionante el agujero que han creado en la roca, y cómo salta el agua hacia lo alto, creando una nube sobre la cascada.





Hemos dejado las cascadas atrás y nos hemos dirigido hacia el lago Clearwater, pero para llegar allí, hemos tenido que conducir sobre una carretera sin asfaltar unos 30 km, que se nos han hecho eternos. Cuando hemos llegado, nos hemos acercado a una zona de picnic y nos hemos dispuesto a comer.

La pobre Bea no conseguía entrar en calor después de la marcha bajo la lluvia, y aunque la lluvia nos ha perdona la hora de la comida y ha salido un poco el sol, no nos ha parecido que el lago mereciese una exploración más afondo, por lo que tras terminar de comer hemos vuelto al coche y nos hemos puesto en camino hacia Sunpeaks, donde tenemos que dormir.
Tras salir a la carretera, un camión nos ha adelantado en línea contínua, cuando íbamos a 80 en una zona con velocidad máxima 80. Al conductor del camión no le ha importado mucho y nos ha pegado una pasada bastante maja, y la verdad es que impresiona ver pasar al lado semejante mastodonte rugiendo a cada pisotón que le daban al acelerador.

Hemos decidido no parar hasta llegar al hotel, y Bea se ha entretenido intentando hacer una foto a los camiones que la gustan (cuando no los tiene detrás) que son los que según ella tienen cara de malo.

En un momento dado, hemos dejado de nuevo las carreteras asfaltadas y nos ha tocado conducir de nuevo por un camino de tierra prensada. Como ya os hemos dicho en otra ocasión, el paisaje a cambiado mucho, y ahora predominan las colinas arboladas, y a lo largo de la carretera se ven casas y granjas. Pues esta carretera pasaba por una zona de granjas, y todo el camino estaba lleno de vacas que nos miraban sin mucho interés, algunas de ellas desde la misma carretera.


Finalmente hemos llegado a Sunpeaks, que ha resultado ser una esatción de esquí, que ahora en verano tiene un campo de golf y bastante poco ambiente. Como dice Bea, el pueblo parece un Eurodisney del esquí, pues es un pueblo con un cierto aire alpino, pero claramente moderno, compuesto exclusivamente por hoteles, tiendas y restaurantes, la mayoria de ellos cerrados en verano.




Hemos dado un pequeño paseo, pero como Bea después de la caída al lago el otro día y el remojón de hoy durante el paseo en caballo, no se encuentra del todo bien, por lo que decidimos no ir hasta Kanloops, y cenar algo para retirarnos pronto. Eso sí, para cenar nos hemos dado un buen homenaje.


Y anora pronto a la cama, que mañana toca madrugar para ir a Vancouver, que está bastante lejos de aquí, y además vamos a ir por una ruta un poco más larga, pero que dicen que es más bonita. Así que buenas noches a todos, y hasta la próxima conexión.

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