Primera parte del viaje. Hanoi - Halong

Hola todos, como prometimos aquí estamos para contaros alguna cosilla de nuestro viaje. De momento lo estamos pasando fenomenal, aunque hoy al llegar a Danang nos hemos encontrado con la lluvia que dejamos en Santander al partir. Pero eso es adelantar acontecimientos, vamos a empezar por el principio.

Nuestra historia comienza en Madrid, partimos de Paracuellos del Jarama con nuestro amigo TomTom guiándonos hacia el aparcamiento de larga estancia del aeropuerto de Barajas. Nosotros tenemos en gran estima a nuestro amigo, pero hay que ser francos, esta vez metió la pata hasta el fondo. En cualquier caso, tras unas cuantas vueltas como Paco Martínez Soria con la gallina bajo el brazo, alcanzamos nuestro objetivo. A partir de aquí todo fué más facil, y llegamos al avión sin más contratiempos, para encontrar en los asientos de al lado a una pareja de Ampuero (la farmacéutica y su marido para más señas). Entre sueño y sueño, y comida y comida, llegamos a Bangkok, donde tuvimos que esperar un par de horas, aunque 30 minutos los dedicamos a recorrer el aeropuerto de punta a punta para encontrar la puerta de embarque, ¡menos mal que no íbamos con prisas!. Como estas cosas unen, trabamos amistad con una pareja madrileña que también iba de luna de miel a Vietnam. Durante el viaje nos los vamos encontrando de tanto en tanto por los hoteles.

Hanoi (la guía dice que significa Ciudad en el río, pero yo creo que nos engaña, seguro que significa caos)

Llegamos a Hanoi por la mañana (de Vietnam, para nosotros eran como las 5 de la mañana), y tocaba ir a ver la ciudad. Nos dejaron libre hasta las 3 de la tarde, y decidimos salir a dar un corto paseo por la ciudad... buff, vaya follón, entre que no andábamos muy despiertos y el modo suicida de conducir que tienen aquí, cada vez que teníamos que cruzar la calle nos encomendábamos a todos los santos, y a algún buda (por eso de que son autóctonos, y al tener más mano, quizá fuesen mejor ayuda). Pero Hanoi ha merecido la pena.

Los templos y las pagodas son un remanso de paz, acentuado por la locura que se vive fuera de ellas. Lo más importante sobrevivimos al ataque de las miles de motocicletas asesinas, que en hora punta utilizan sin ningún pudor las aceras, aunque eso sí, avisan a toque de claxón (que se traduce aproximadamente por "¡Cuidado que voy!") para que te apartes de su camino.

Para muestra un botón: Caminando por Hanoi

Ha Long
Al día siguiente cogimos el coche para llegar a la Bahía de Ha Long, previa parada en el establecimiento para desplumar turistas situado hábilmente a medio camino. Nada más llegar embarcamos en un junco Chino, que dicho así suena a pequeño, pero tenía tres pisos. Además nuestro barco acababa de salir de los astilleros. Literalmente. Creo que los carpinteros, electricistas y fontaneros habían salido corriendo dos minutos antes de que nosotros embarcáramos, con lo que no les dimos tiempo a concluir todos los remates. Hemos de decir que eran detalles sin importancia, y además al segundo día ya teníamos los chalecos salvavidas, que vinieron en la misma caja que las chanclas y los secadores de pelo. Las alfombras de bienvenidos, y los llaveros, los reservaron para el último día, cuando ya nos íbamos. Hemos de decir que tampoco era para tanto, el barco flotar, flotaba, y muy bien por cierto.

Dejando estos detalles a parte, partimos con buena temperatura, aunque con el cielo un poco nublado, y al poco de navegar por la bahía, se nos olvidaron todas las ñapas del barco. Como decía Pedro, un guía de español que nos acompañó en el barco, en tres palabras IM PRE SIONANTE. El paisaje es fantástico, y si bien la bruma no dejaba ver con claridad todo el espectáculo, también es cierto que le daba un aire irreal y mágico que casi le daba más encanto.

Pasamos una noche en el barco, y a la mañana siguiente nos levantamos temprano para ver amanecer. No tuvimos mucho éxito porque estaba nublado, pero la paz que transmitía el lugar con la bruma de la mañana y el completo silencio, era mágico.

Después de un rápido desayuno, procedimos a practicar Tai Chi sobre la cubierta. Otro momento inolvidable, aunque el pobre profesor se desesperaba corrigiendo constantemente las posiciones de estos torpes occidentales. Tras esto fuimos a visitar una cueva (de la Sorpresa le dicen), estaba bien, aunque un poco masificada, y para ser sinceros, en esto nuestra cueva del Soplao les gana. Después del brunch (fuí el único que se atrevió a comer el Pho, y además con palillos), tuvimos clase de Origami con un billete de 500 VND, después de 45 minutos, el barco atracó y lo único que teníamos era un billete con unos 2500 dobleces. Pedro (el profesor) concluyó el nuestro amablemente, porque ya no íbamos a volver a verle. De nuevo nos tocó subirnos al coche para volver a Hanoi, donde teníamos que coger el avión hacia Danang. En el camino tuvimos que parar para fotocopiar nuestro programa, que era más completo que el de la agencia. De momento parece que se va a solucionar y haremos las visitas que aparecen en nuestro programa, pero ya os contaremos.

Así hemos llegado a Danang esta tarde, y sin que dejase de llover con fuerza, nos trajeron hasta Hoi An. El hotel es precioso, y hemos cenado de maravilla junto a un lago que bordea todo el hotel. Da un poco de pena que no haga un buen día para disfrutarlo totalmente. Además, tiene pinta que nuestra estancia en Vietnam central va a estar acompañada de lluvia todos los días. Sin embargo hemos venido a pasarlo bien, y no vamos a dejar que esto nos lo impida.

Bueno, pues os contaremos más cositas un poco más adelante. Un fuerte abrazo a todos.