sábado, 6 de noviembre de 2010

Vietnam Central - Hoi An

Hola a todos, aquí estamos de nuevo, para contaros nuestra jornada de hoy. En nuestro último relato nos habíamos quedado por la noche en Hoi An lloviendo. El escenario no cambia demasiado, es de día (las 8:30 de la mañana), pero seguimos en Hoi An y sigue lloviendo. 24 horas seguidas sin parar, estamos como en casa. Nuestro primer objetivo es la Montaña de Marmol, situada en Danang. Dicha montaña es sagrada, muy bonita y muy humeda. Si no me creeis podéis ver el video que del enlace: La montaña de marmol
La verdad es que allí hay un templo muy chulo dedicado a Buda, del que casi tenemos que salir nadando. He de decir que el guía ya nos había aconsejado la noche anterior sobre la vestimenta adecuada: pantalón corto y chanclas o sandalias. La filosofía que se esconde tras esta vestimenta es clara: te vas a mojar, no vas a poder evitarlo, pero con los pantalones cortos y las chanclas evitas que se te cuezan los pies y la humedad te suba por los pantalones. Tras vivir la experiencia, veo que conviene hacer caso a los vietnamitas, saben de lo que hablan. Tras bajar de la montaña, hemos pasado por un nuevo desplumador de turistas, por el que nos hemos paseado con una moza pegada a los talones, y un tanto desesperada porque sus esfuerzos de vender no se veían recompensados dadas nuestras ganas de no comprar.
De aquí hemos ido a ver un museo Cham, donde se encontraban distintas piezas de esta cultura ya desaparecida y que vivió en lo que ahora es Vietnam Central allá por los siglos 7 al 10 (más o menos). El museo estuvo bastante interesante aunque a Bea lo que más le gusto fué encontrar finalmente dedales para su colección.
Tras salir del museo nos hemos dirigido a Hoi An, a una tienda de estas en las que te hacen un traje a medida de un día para otro. Yo con el traje de la boda ya tengo para una temporada, pero Bea se ha comprado un top de seda. Todavía no lo tenemos (se lo traen mañana a las 7 de la mañana al hotel), pero si después de 10 minutos tomando medidas y varias fotos no la queda como un guante, es que la costurera es un poco inútil. Ni sé la cantidad de medidas que la tomaron, he de decir un poco ofendido, que la tía que la midió a estas alturas la conoce mejor que yo. En el próximo capítulo os contaremos el resultado final.
Tras salir de la tienda, nos hemos dirigido al casco antiguo de Hoi An. Una localidad que nos ha gustado mucho, con casas antiguas con mucho encanto. Hemos visitado las dos viviendas más antiguas, y lo más destacable es que sus inquilinos relataban con mucha calma, que en años anteriores durante las inundaciones, el nivel del agua dentro de su casa llegaba al metro de altura en una, y a los dos metros en la otra. Parece ser que la solución es subir todo el mobiliario a la primera planta y vivir allí tranquilamente. Desde luego es difícil alterar a estos vietnamitas. Un poco más allá de la primera casa, se encontraba el puente japonés. Es un puente de madera, cubierto, que constituye uno de los pocos restos que quedan de los japoneses que habitaron Hoi An antes de la llegada de los Chinos. También hemos visitado un par de templos chinos, de los que os enseñaremos las fotos cuando volvamos. Por el medio hemos comido en un restaurante muy chulo, aunque Bea no ha disfrutado mucho de la comida, por lo menos ha aprendido a manejar los palillos chinos.
Después de todo esto el guía nos ha devuelto al hotel, hemos dejado nuestras cosas y nos hemos vuelto a Hoi An a pasear por nuestra cuenta. El regreso a la ciudad en taxi lo podéis ver en este vídeo, podéis apreciar que aquí la conducción es mucho más tranquila que en Hanoi. Taxi en Hoi An
Una vez que hemos llegado a la ciudad ha sido inevitable, hemos tenido que comprar cosas, pero antes nos hemos dado un paseo muy majo por sus calles. Cuando ha caído la noche, los vietnamitas han encendido sus lamparas en las casas (como lámparas chinas), dando lugar a unas calles llenas de luces de colores y muy bonitas. No sé si han sido las lamparas de colores, las bonitas calles de casas antiguas, o el ambiente general, pero Bea ha entrado en modo compra. Todo lo que veía la gustaba. Al final ha podido contenerse, y se ha limitado a regalitos, una falda que la han arreglado en 30 minutos y unos zapatos que la van a hacer de un día para otro. Esto tiene su historia, porque tu entras como a una zapatería a elegir el zapato, pero la tía de la tienda te dice que no, que te lo hace como a tí te guste. Así que eliges el modelo de zapato que te gusta, el tipo de cierre (que si hebilla, que si velcro, lo que sea), luego eliges el color del zapato, luego el motivo que quieres bordado, y por último el color del bordado. A Bea al final del proceso, le salía humo por la cabeza. Luego te preguntan la talla, y como no sabemos como se corresponde con el número americano, pues te mandan poner los pies sobre una libreta, te los dibujan y te los miden. Vamos que al final Bea se ha comprado unos guantes para los pies. El arreglo de la falda también ha tenido su historia, porque como hemos tenido que esperar un rato, las vendedoras han estado charlando un rato con nosotros, y se han fijado en la ralla en zig-zag que lleva Bea en el pelo. Ha sido todo un descubrimiento, así que ha decidido enseñarlas a hacerlo (si de aquí a unos años se pone de moda en Vietnam, ya sabéis quién lo ha introducido). A cambio, ellas se han prestado a hacerle un peinado-moño a Bea, que según ellas es más adecuado para la lluvia, que los pelajos que llevaba en ese momento. Ha sido un momento muy simpático. A todo esto, no lo he mencionado antes, pero no ha dejado de llover ni un minuto. Aunque para ser exactos he de decir que no ha dejado de llover ni un minuto, hasta que hemos regresado al hotel empapados. Entonces, sí. Ha parado. Para que seguir lloviendo si el objetivo estaba cumplido.
Después hemos tocaba cena, donde Bea ha seguido perfeccionando su técnica con los palillos, que ya los tiene bastante dominados.
Esto es más o menos todo. Ahora toca ducha, y a la camita. Os volvemos a escribir cuando podamos. Un fuerte abrazo a todos.

4 comentarios:

  1. Da gusto con estos comentarios Davi, es como estar ahí, que envidia!!! Seguid disfrutando del viaje, uqe por lo que veo merece mucho la pena!! Besucos

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  2. Hola BeaDavi: aún tengo lágrimas de risa por vuestros comentarios. Me encantan. Los leo varias veces para seguir riendo.
    ¡Ah! Yo (mami de Davi) tengo que contaros que ya están en nuestro poder los "papeles buenos" de la boda, preparados para llevar al juez de paz. Hoy subimos a Cabanzón y las flores aún están tan tiesas. El tío hizo lo que le dió la gana, pero ¡oye! las flores duran y duran como las pilas duracel.
    Muchos besos.
    Pili

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  3. Ángela (Tata de Bea)7 de noviembre de 2010, 11:17

    Tiene razón bruja es como ir con vosotros, bueno...casi!ya veo que os lo estáis pasando fenomenal, para eso son los viajes y si es el de novios mucho mejor, cuando volveis? lo digo porqué echaré de menos leer vuestros relatos.Bea,nos preguntó la abuela por vosotros y aunque Elena se lo explicó, creo que no entendió nada,lo mejor será enseñárselo.Hasta el próximo relato, seguid pasándolo bien, un beso para los dos de parte de todos.
    Pdta: Aquí tambien llueve, he venido como una sopa de mi paseo dominical por las marismas.

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  4. Cómo os lo pasais!!!!Jajajajajajaja.Qué divertido leerlo....Deberíais dedicaros a esto!!Cada vez que salgais de viaje deberíais hacer algo asi,jejeje.Un besuco!

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