miércoles, 10 de noviembre de 2010

Vietnam Central - Vietnam del sur

Hola a todos, ya veo que habéis estado esperando (no precisamente de forma paciente) una nueva entrega de nuestro viaje. Lamentamos haber tardado tanto en volver a escribir, pero las circunstancias no siempre son las más adecuadas para encontrar la conexión o el tiempo para hacerlo. Vamos rápido a contar qué hemos hecho estos tres últimos días, que han pasado muchas cosas.
En nuestro último post, nos encontrábamos en Hué. Después de llegar al hotel y escribiros unas líneas salimos a dar una vuelta en ciclo, que son como unas bicicletas con un asiento cómodo delante. El vietnamita va detrás dando pedales mientras tú viajas cómodamente en el asiento viendo la ciudad.



Dicho así suena un poco mal, pero es que si encima digo que pagamos 6 dólares por 45 minutos de paseo para Bea y para mí (con dos ciclos, porque son para un único pasajero) suena todavía peor. No trataré de arreglarlo, la vida es así. El paseo estuvo muy chulo, te permite dar un paseo por toda la ciudad, y disfrutar de cerca del tráfico vietnamita (quizá demasiado cerca en ocasiones). Paseo en ciclo.
Después tocó un paseuco por la ciudad, para respirar el ambiente y comprar alguna cosilla. A las 8:30 teníamos la cena en el hotel, y después a la cama rápido porque al día siguiente había que levantarse a las 5 de la mañana para ir al aeropuerto de Hue a coger el vuelo con destino a Ciudad Ho Chi Min (antiguo Saigón).



El día amaneció un poco torcido, porque a las 5 de la mañana ningún día amanece derecho. Hicimos la maleta y desayunamos a toda pastilla. Llegamos a aeropuerto a las 7 de la mañana, y allí descubrimos uno de los secretos vietnamitas para promover el empleo: nos acercábamos al aeropuerto con el coche, cuando aparece una garita a nuestra izquierda, el conductor para, paga, y le dan un recibo. Seguimos cien metros y aparece otra garita, con otro paisano, al que le damos el recibo que acabamos de recibir, lo rompe, devuelve la mitad al conductor y podemos seguir... todavía estoy intentado comprender el objetivo de tener las dos garitas, a nos ser que se trate de un inteligente método para promover el empleo público.
El caso es que una vez facturado, acudimos a la sala de embarque y esperamos. Y esperamos. Y esperamos. Y no había ningún tipo de anuncio por megafonía. Y fuera había una niebla tremenda. Comienza a circular el rumor que nuestro avión no ha llegado, porque la pista de aterrizaje no tiene luces, y con la niebla no se puede aterrizar. Nos dicen que despegaremos en una hora, pero yo no lo veo claro. Y esperamos. Y esperamos. Y esperamos. Y no despegamos. Vemos que uno grupo de españoles se va, se dirigen a Danang para coger un avión desde allí, y decidimos llamar a la agencia. Allí nos dicen que se van a enterar de qué pasa. Y esperamos. Y esperamos. Y esperamos. El de la agencia nos anuncia que Vietnam Airlines le ha comunicado que despegamos a la una, mientras por los altavoces se anuncia que el vuelo está retrasado hasta las 3 de la tarde. Nos dicen que nos darán de comer en la cantina al otro lado de la carretera, así que allí vamos. El caos es tremendo, unas cien personas haciendo cola para comer, los vietnamitas que no se acaban de enterar muy bien con el inglés, y la gente un poco mosqueada. ¡Vaya mezcla!. Al final nos acercamos al mostrador, nos corresponde una comida que los vietnamitas toman de desayuno (se llama Pho, y no te dejan pedir otra cosa) y que al cambio cuesta 1 dolar, un plátano y un refresco. Mucha gente solo come el plátano y el refresco. Yo como soy un poco kamikaze me como el Pho (que no estaba tan malo), autoconvenciéndome de que los palillos que me han dado para comer están húmedos porque acaban de limpiarlos frotando a conciencia con agua y jabón. Volvemos al aeropuerto y esperamos. Y esperamos. Y nos dicen que el vuelo está cancelado. Nos llama el de la agencia, nos mandan un guía de habla inglesa para recogernos. Están tratando de obtener billetes para volar desde Danang. Si lo consiguen nos llevarán en autobús hasta allí. Bajamos a las oficinas de Vietnam Airlines para pedir un papel donde ponga que han cancelado el vuelo y así poder reclamar al seguro. Parece que no tienen un modelo, y lo tienen que redactar, cuando la moza se entera que tiene que hacer 24 papeles los ojos le empiezan a hacer chirivitas. Además mientras tanto se han juntado un montón de personas ante la puerta reclamando, todos se quieren colar, y nuestros pasaportes sobre la mesa. Al final tomamos el control, una persona del grupo (si, ya sé,  nuestro viaje era en privado, pero en el momento de crisis nos unimos a otro grupo de 22 hipanohablantes de la misma touroperadora) se pone a fotocopiar, mientras la moza pone sellos, pero la fotocopiadora se atasca. Al final tenemos que abrir la fotocopiadora y repararla. Hacemos una cadena, uno fotocopia, tres o cuatro rellenan los formularios con los nombres de los afectados, la moza pone sellos. Después de una hora conseguimos salir con el dichoso papel. Los billetes ya están confirmados, subimos a un autobús bastante maloliente, que Bea y alguno más deciden rociar con colonia nenuco y Johnsons.En nuestra zona fue efectivo, no tanto por otras. Al final no caben todas las maletas en el maletero y un par de ellas viajan en el pasillo. Después de unas 2 horas llegamos al aeropuerto de Danang, allí luce el sol. Finalmente despegamos, y llegamos al hotel en Ciudad Ho Chi Min a las 9 de la noche, después de habernos levantado a las 5 y prácticamente sin comer. No está la cosa para conectarse a internet, así que lo dejamos para otro día. Además de postre en la cena habia fuente de chocolate y los dos últimos pinchitos de chocolate relleno de donuts pudieron con nosotros.

Amanece un nuevo día. Nosotros, tan frescos. Bajamos a por el desayuno, otra vez el ansia viva....que panzada! Aparece nuestro nuevo guía, que se llama Phi, y con las mismas nos dirigimos hacia los túneles de Cuchi, que para resumir, son 250 Km de túneles al estilo de madrigueras que los Valientes Guerrilleros Exterminadores de Yankis construyeron a base de azadilla, y en los que vivieron durante 15 años. Nada más llegar a la zona, nos acomodan en una de las estancias y nos ponen un vídeo con fotogramas de época de la guerra, en el que aparecen los Valientes Guerrilleros condecorados por el mayor número de yankis abatidos en combate. Sin palabras. Vemos el modo de vida de los valientes guerrilleros, nos enseñan una de las entradas a los túneles, que es un agujero minúsculo en el suelo, Bea piensa...¿por ahí entra una persona?, David se mete, Bea piensa...¡veo a un Valiente Guerrillero agrandado el agujero para que salga!. Pero no, salió por sí solo con la camiseta un poco guarra. Túneles de Cu Chi.
Luego llega el turno de entrar a pasear por uno de los túneles. Un amable vietnamita coge una linterna y va delante....como corre el jodio!Aún estamos pensando como lo hacia, pero lo hacia. Impresionante.Y cuando encima nos enteramos que los túneles los han agrandado para que los turistas tengan más espacio, pues...



Y después de vuelta a la ciudad para comer, y yo (David) vistiendo mis mejores galas, lleno de barro y con una sudada tremenda de perseguir al puñetero vietnamita por los túneles. Una vez terminada la comida, toca conocer Saigón, pero hay muchas cosas que ver y poco tiempo, así que nuestro amigo Phi pone la directa. En primer lugar fuimos a ver el museo de la guerra de Vietnam, que en realidad es un museo de las atrocidades que cometieron los americanos durante la guerra de Vietnam, que fueron muchas y variadas. Es un museo que impresiona, y te deja un poco de mal cuerpo, aunque nos pareció muy interesante, y realmente merece la pena verlo. Eso sí, como ya dije, solo cuenta las atrocidades de los americanos y los abusos sobre los vietnamitas. De la guerra en sí, prácticamente nada. El pobre Phi, que lo tiene que tener todo perfectamente controlado, tuvo que subir a buscarnos porque se nos hacía tarde, y aquí empezó el sprint. He de decir que Bea cree que nuestro buen amigo Phi posee un trastorno obsesivo compulsivo, y tiene una cartera mágica de la que saca hojas plastificadas con recortes de periódicos, revistas y fotografías, de cualquier tema que quieras plantearle. Así pues salimos a toda pastilla en dirección al palacio de la reunificación, que es el palacio del último presidente de Vietnam del Sur, que fué tomado por la fuerzas del Norte antes de la reunificación. La visita fué prácticamente una carrera de sala a sala persiguiendo a Phi, que siempre nos sacaba dos cuerpos de ventaja (y ya tiene 60 años el tío). Lo más interesante (para mí) fue el bunker, donde todavía tenían algunos equipos de comunicaciones de aquellos años.



Una vez terminada la visita del palacio, visitamos la iglesia de Notre Dame. Sí, no me he equivocado, está en Saigon, y es una iglesia que data de las fechas de la ocupación francesa.



De aquí pasamos a la oficina central de correos, un edificio bastante interesado diseñado por Eiffel (sí, el mismo de la torre), para el que hubo que traer materiales de Francia. Con esto se concluyeron las visitas guiadas del día, y fuimos al hotel a darnos una ducha y cambiarnos de ropa antes de ir a cenar. Un rato más tarde, y ya un poquito más presentables, cogimos por nuestra cuenta un taxi para ir al centro. Dimos un paseo de poco más de una hora por Saigón, y Bea entró en modo compra. Encontramos un centro comercial con una tienda llamada Pet Shop, y Bea casí convulsiona. La tuve que sacar de allí a rastras, pero no sin que antes se hiciese con un buen botín.
Por último fuimos a cenar a un restaurante español llamado Pacharán, que parece ser que ha salido en el programa Españoles por el mundo. La cena a base de tapitas, calamares, gambas al pil-pil, croquetas, albóndigas y paella, fué un re-encuentro con sabores ya casi olvidados. Bea, que lo está pasando un poco mal con la comida, casi llora de alegría. ¡Menos mal que decía que no tenía hambre!. Cuando acabamos, dimos un corto paseo para ver Notre Dame y la oficina de correos por la noche, y luego dimos con un taxista psicópata para que nos llevara a nuestro hotel. El tipo era el terror de las motos, era un virtuoso del claxon, que no dejaba de sonar tratando de intimidar a los imperturbables motoristas vietnamitas. Así pues llegamos al hotel en un periquete, ya cenados y con ganas de ir a la cama de cabeza.
El resto de la historia queda para otro día.
Un fuerte abrazo.

8 comentarios:

  1. Madre mia,vaya trajin!Por lo menos se arregló...
    Vosotros ahora descansar y disfrutar,que ya habrá tiempo de que nos conteís más cosas!
    Un besuco mu fuerte!

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  2. El detalle de contar el viaje con enlaces y videos es de agradecer, se reitera el hecho de que sois geniales, seguis pensando y cuidando a vuestra gente. Disfrutad del viaje, gracias y muchos besos.

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  3. Ya veo que historias y anécdotas vais a tener en abundancia. Pues nada, tomadlo con calma (la que nos falta a los demás)y cuidaros en esos momentos de lío y desorden. Sobretodo, el cuerpo serrano y los pasaportes.
    Algunos éxitos:
    El papeleo de aquí está en marcha sin problemas.
    La mermelada (no sé cuál), me han dicho que estaba muy buena y me han pedido la receta.
    ¡Que disfrutéis! Muchos besos de todos.
    Pili

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  4. Vale a ver,el hecho de que os hayais subido a los biciclos y aún estéis vivos es todo un éxito!!Jajajajaja!Pero Daviiiii!!Que agobio al verte entrar en el mini agujero eseeeeeeee!!!Y Bea...no me extraña que te volvieras loca en el Petshop ese...jajajaja,como molaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaxD

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  5. Ah!!Y la sala de comunicaciones mola!!Jejeeje

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  6. Dice papi que no hagáis tonterías. Un abrazo
    Papi

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  7. Me alegro mucho de veros otra vez por aquí, os echábamos mucho de menos pero ha merecido la pena la espera, lo que nos hemos reído leyendo vuestras andanzas por Saigón o como se llame ahora, qué valiente David, metiéndote en ese cuchitril!!! Bea, deja algo para los turistas siguientes, no te va a caber en la maleta, bueno...es broma, lo importante es que disfrutéis y lo paséis muy bien, un beso para los dos. Ahhh...!!! y otro de parte de Elena.

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  8. Ya veo que ahí han creído que sois americanos y os llevan a todas partes a la carrera. Bueno quedaos solo con aquello que más os guste aunque sea en una pasada rápida.
    El puente que cambiaba de color me ha parecido muy bonito y lo dicho por tu mami Davi cuidadín con el cuerpo y con el pasaporte.
    Yo, mira no hubiera tenido problema para decidir si entraba o no en las madrigueras vietnamitas, directamente no hubiera entrado porque no he adelgazado lo suficiente.
    Divertíos mucho y un beso fuerte para los dos. Gemma.

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